Desde que nacemos y vamos creciendo, nuestra mente actúa
como una esponja, absorbiendo todo tipo de conocimientos de lo que nos rodea.
Del comportamiento de los padres ante distintas situaciones, de las relaciones
entre los otros niños y de los dibujos animados, aprendemos la manera de
regular el tono de la voz para añadir matices subjetivos a una conversación, la
jerarquía y orden de poder que se establecen entre las personas, y los distintos
valores humanos existentes. Aún así, estos valores e ideas que se nos inculcan
desde pequeños, ya sea por parte de los padres, de los amigos y gente conocida,
o de los medios de comunicación, pueden llevarnos a ver las cosas desde una
perspectiva fija, atándonos e impidiéndonos el conocimiento de algo de un modo completo,
analizado desde puntos de vista distintos. Además de esto, la publicidad
presente en la televisión, la ropa, incluso en el hablar de las personas
(eslóganes) hace que poco a poco, los ideales se vayan filtrando en el
subconsciente de cada uno, y vayan determinando, limitando todo tipo de
acciones que realizamos en el día a día. Un ejemplo es el materialismo, por el
cual la mayoría de las personas de los países desarrollados tendemos a pensar
que cuando más tengamos en objetos materiales, más felices seremos. Aunque
muchas personas critican el materialismo, y la mayoría de la población de los
países desarrollados sabe y entiende que esto no es así, a cualquier niño nacido
en la sociedad actual al que se le pregunte “¿Quiénes son los más felices, los
pobres o los ricos?” responderá sin dudar: “Los ricos”.
Otra de las muchas cosas de las que nos trata de
convencer la publicidad, es de su propia inocencia, tratando así de suavizar todas
las demás cosas de las que nos trata de persuadir.
De este modo, nacemos bajo la esclavitud de las
influencias sociales y del marketing, movidos por los intereses de las grandes
empresas, mientras que pensamos que somos libres de hacer, decir e incluso
pensar lo que queramos. La libertad es uno de los derechos más valorados y
preciados, teniendo una importancia fundamental entre los derechos humanos, que
por definición son inherentes e inalienables. Aún así, podemos considerar que es
uno de los derechos menos respetados y más violados, teniendo en cuenta que la
sociedad nos determina, nos pone unos límites, de cómo debemos nacer, crecer,
vivir, e incluso morir.
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