La libertad es un concepto que nos atrae de forma inconsciente, cuando se nos ponen barreras, algo nos impide expresarnos o no podemos hacer lo que queremos.
Buscamos la libertad pero de forma individual, actuar como nos apetezca de acuerdo a nosotros mismos, creemos que la libertad como tal es simplemente eso, poder hacer lo que queramos. Esta forma de ver la libertad es algo a lo que recurrimos con frecuencia, pero la realidad es diferente. La libertad que creemos está impuesta por la sociedad y cambia dependiendo de, por ejemplo, donde nacemos y cual puede ser nuestra meta más alta.
Desde que existimos, estamos limitados por un conjunto de factores, la sociedad nos limita, la propia forma en la que está organizado nuestro mundo nos limita individualmente. Que queramos visitar a otro país no significa que podamos hacerlo si no tenemos el dinero suficiente para pagar el viaje o tenemos un puesto de trabajo que no podemos abandonar. Estudiamos y trabajamos durante toda nuestra vida para ganar dinero y con ello conseguir algo de independencia, libertad, pero llegamos a un punto donde estamos tan limitados por factores ajenos a nosotros mismos que nos damos cuenta de que la simple libertad de hacer lo que queramos no existe, que hay unas normas y reglas no sólo creadas por el hombre sino por el propio universo que no podemos cambiar a nuestro antojo.
Entonces es cuando el ser humano se da cuenta de que hay otra forma de libertad que todavía puede conseguir y que se ve censurada en cierto modo, la libertad de expresión y pensamiento. Gracias a Internet y a la profusión de blogs, diferentes espacios personales y redes sociales, nuestra capacidad para expresar nuestras ideas de forma libre ha aumentado y se ha creado la ilusión de que hay una total libertad de expresión, y no sólo eso, también la propia libertad de hacer lo que queramos. Por esto en Internet en ocasiones se origina el caos, en cierto modo, es un lugar sin reglas y donde con las herramientas adecuadas somos libres de hacer lo que queramos.
Pero al final, todo se reduce nuestra única libertad individual, la de poder tener conciencia de uno mismo, saber quienes somos, como queremos recorrer nuestro propio camino, o seguir un propósito superior.
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