Pero el concepto de justicia no es siempre el mismo, para el tiempo y para la persona. Durante la historia de la humanidad, el concepto de la justicia ha cambiado y cambiará. Por ejemplo, hay que pensar en el proceso de colonización relacionado a la esclavitud, donde claramente se tenía otra concepción de la justicia, por no hablar del feudalismo o sin ir más lejos, la justicia que impartía la Santa inquisición.
De este modo, y esto es una reflexión totalmente personal, la justicia no es más que la concepción o imagen interna, que tiene una persona en cada época sobre la igualdad frente a los demás. Cuando digo igualdad digo víctima o lo que es lo mismo, injusticia. No podemos hablar de justicia sin hablar de injusticia; y si hay una injusticia, al cien por cien, habrá una víctima, que dicho sea de paso, son las grandes olvidadas. Y digo esto porque en nuestra legislación penal se hacen ingentes esfuerzos por reforzar la posición del delincuente, de su trayectoria “pre y pos penológica”, y al final, ¿qué pasa con las víctimas? ¿Sienten la justicia entrar por sus venas y mitigar ese dolor que sienten? La respuesta es no. Aplicamos castigos, pero alejados de lo justo.
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