Las leyes se elaboran para que con ellas se imparta justicia. La justicia nos deja a cada uno en
nuestro lugar, es decir, en el sitio donde merecemos estar.
A veces, por diferentes cuestiones la gente es castigada
injustamente, y por desgracia esos años de injusticia, de no ser libre no se
pueden comparar con ninguna suma de dinero porque lo más importante en esta
vida es tener la libertad de tomar nuestras propias decisiones y esperar a que
todo el mundo sea justo con nuestros actos. Pero por suerte la mayoría de las
veces se imparte justicia castigando al culpable con su merecida condena, siguiendo
los pasos que reglamenta nuestra justicia actual.
Todos solemos hablar de que merecemos tener justicia cuando, si lo pensamos, somos injustos en muchos actos que cometemos. Mientras que esos
actos no sobrepasen un límite no serán sancionados, pero cuando crucemos ese
trecho, tendremos que estar atentos a las consecuencias que conllevará el daño
que hemos causado.
La justicia es uno de los grandes pilares en los que se apoya
el buen funcionamiento de nuestra sociedad, y gracias a ella se resuelven los
problemas de una manera sencilla y sin grandes incidentes, porque si esta se
destruyese cada uno tomaría la justicia por su mano y nuestra sociedad
decaería.
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