“La justicia cojea pero llega”.
Todos conocemos su historia, la silenciosa historia de
querer más, de la locura, de todas esas risas colgadas en el sufrimiento de
otro. Todos vimos aquella cara tapada saliendo de un coche, escuchamos el golpe
que da pie al final de un juicio. Todos hemos juzgado.
La historia sigue, ¿es qué nadie aprende? Me pregunto
mientras existo.
De injusticia habla el mundo en el que todos la incumplimos.
Sinónimo de éxtasis, poder, afición, respeto, sueño, libertad.
Justicia si, eso de lo que habla la gente en nuestro país a
la que a veces le damos las gracias y otras esperamos más de ella.
La justicia un juicio gradual que nunca nadie se ha puesto
de acuerdo. Y quién articula cualquier acción sobre el binomio justicia/injusticia
lo hace desde un punto de vista subjetivo. Aquí todos opinan pero ninguno
acierta. ¿Por qué a veces el culpable queda libre? ¿Es cuestión de preparar una
buena cuartada? ¿El dinero paga tu condena?
Hay cosas que ni yo misma me explico pero si, hay está, LA
JUSTICIA. Haciendo que millones de familias se queden sin dinero, siendo
injustos, dando menos años de los que deberían y muchas veces dejan mucho que
desear…
Está claro que tenemos suerte con la justicia que tenemos en
nuestra sociedad, comparada con otros países en los que por ejemplo las mujeres
no tienen el mismo derecho que los hombres. Pero sigo pensando que hay cosas
que deberían de cambiar, muchas veces son demasiado duros y otras pasan la mano
totalmente.
Cualquiera es culpable y todos son inocentes, todos caen en
la trampa de la libertad, la que muchas veces nos lleva a hacer cosas que no
nos damos cuenta de las consecuencias y al final pasa factura.
También es un criminal el que mata una sonrisa.
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