Los grandes personajes no necesitaron ver.
Ojos que no ven, corazón que no siente. Veámoslo desde dos
perspectivas, la que oculta, y la incrédula. Es evidente, que la función mas
usada para esta popular frase, es la oculta. Nos escudamos en la dichosa frase
para desentendernos de cualquier problema, discusión o duda que pueda
repercutir en nuestro ámbito social, y que puede perjudicar y afectar a nuestra
reputación. Cuando sucede algo extraño, algo que sabemos que tendríamos que
decir, algo que, claramente es grave, nos escudamos, nos auto convencemos como
críos, diciendo esta frase. Cuando no queremos darnos cuenta de algo, esta
frase, es muy útil.
Y luego, la otra perspectiva, la incrédula. Y se titula así,
porque a menudo, los seres humanos tenemos que ver, para creer, cuando ese no
es el principio de todo. Y eso tiene mucho que ver con el Cristianismo, ya que
lo principal para no creer en Dios, es la total ausencia de muestras
fehacientes, claras, y concisas de su existencia. Llevan razón, Dios aún no ha
bajado para levantarnos del suelo, sacarnos del hoyo, ni parar balas, de
acuerdo, llevan razón.
Aunque, si piensas de forma mas fría, las grandes hazañas,
victorias y descubrimientos, se han logrado sin vaticinar, predecir ni saber
absolutamente nada, de lo que después venia. ¿O acaso William Wallace conocía
el final de su camino? ¿Conocía Madamme Curie cuán famosos rayos descubiertos
por su afán investigador? ¿O era consciente el señor Jobs, de la repercusión
mundial que tendría su manzana a medio comer?
Quizás Einstein tuvo alguna prueba clara de su teoría, y los
números y letras se le aparecieron en la pizarra, o puede que el miedo a fallar
le hiciese a Iniesta mandar el balón a
la grada. Lo que quiero decir, es que muchas, muchísimas veces es mejor cerrar
los ojos, e intentar dar ese paso hacia delante, que te hace creer en lo más
imposible que jamás has podido imaginar, sed conscientes, pensad, muchas veces
contáis hasta tres y cuando habéis llegado al tres, decís cuatro, cinco… se…
seis… y cerráis los ojos para decir, va, allá voy. Pues esta mítica frase, tan
útil como excusa, motivo de este texto, es más que 8 palabras ordenadas con un
sentido, son una ideología, la ideología del Carpe Diem.
Y recordar, muchas veces no hay que ver para creer, sino
creer, para ver.
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