domingo, 11 de diciembre de 2011

Sentir con la vista


Tantas situaciones que se nos han presentado en nuestra vida cotidiana, y a las que hemos respondido con un buen refrán. Como por ejemplo el siguiente, “Ojos que no ven, corazón que no siente” para algunos la cruda realidad, y para otros una falsa verdad.  Este refrán se relaciona claramente con otro similar,” vale más una imagen, que mil palabras”. Todo esto quiere decir que si no presenciamos alguna acción  no podremos sentir nada hacia ella. Pero, ¿y la religión? Para ser creyente, tienes que tener fe en algo que nunca han visto tus ojos. Crees en alguien al cual nunca has presenciado, y además de eso crees en su forma de vivir la vida. Pero bueno lo de las religiones es otra historia, porque ser creyente es propio de cada persona. Así que centrémonos en situaciones que nos acontecen cada día.

Todos los sentimientos en mayor o menor medida  se deben poner en marcha con la vista, que es uno de nuestros sentidos más importantes. Es mucho más fácil creer en algo habiéndolo visto anteriormente, que  creer en esa misma cosas sin haberla presenciado en persona. La fuerza de los sentimientos es mucho mayor cuando nuestros ojos realizan su tarea. Por ejemplo cuando a nosotros nos hablan de la cantidad de gente que tiene alguna enfermedad y que se está muriendo por no tener una buena sanidad, sentimos un sentimiento hacía ellos , pero que no tiene ni punto de comparación,  a lo que nosotros sentiríamos si vemos a todas esas persona morirse delante de nuestros ojos.

Para finalizar quiero recalcar que aunque la capacidad de ver influye mucho en nuestros sentimientos, también podemos sentir todo lo que nos ocurre, aunque en menor medida, si no tenemos el sentido de la vista. Como por ejemplo los ciegos, que aunque no pueden ver nada, son  capaces de guiarse mediante los demás sentidos para poder encontrar sus sentimientos.

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