Este refrán lo podemos entender de forma literal y de forma figurada. Ambas posibilidades son ciertas.
En la interpretación figurada ver sería sinónimo de conocimiento. Sentimos sobre lo que conocemos. Nuestros sentidos nos trasmiten una información objetiva que posteriormente nuestro cerebro interpreta y asigna un significado subjetivo y personal.
Algunas veces nos aferramos a no querer conocer o ver para no implicarnos en la realidad que nos rodea. Esto ocurre cuando pasamos cerca de un indigente. Primero nos percatamos de su presencia y posteriormente la ignoramos, sin mirarlo a los ojos aunque le demos limosna ya que ese acto nos implicaría emocionalmente.
La interpretación literal es una realidad. Las emociones más violentas se van mitigando conforme el paso del tiempo. Esto puede ser un mecanismo de defensa para poder continuar nuestras vidas. Personalmente he experimentado una variación de mis emociones con respecto a la enfermedad de mi madre. Cuando estaba en casa la veía sufrir por lo cual me sentía mal, nervioso, preocupado... pero cuando se marchó a Navarra para su diagnostico mis sentimientos variaron, seguía estando preocupado pero podía pensar en otras cosas y despejarme. Creo que es una sensación similar a la que sufren las personas que están alejadas de sus familias durante un largo periodo tiempo como los inmigrantes que dejan a sus familias. El dolor de los primeros momentos de la separación se va mitigando con el tiempo de no verlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario